jueves, abril 20

Llamado del Hijo

Por una y otra vez
como el tallo doblado,
desnuda a mis oídos
tu voz se me levanta.

Todo me engaña y voy:
mi corazón hundido,
la luz de miel y cera,
mi dolor y mi sed.
Yo me tiré a beber
de un río bajo tierra.
Tengo húmeda la boca
y ganas de llorar.

El viento me desata
una flor en el pecho.
Se me pone a cantar
el hijo que no tengo.

Vine por él,
espero que amanezca.
Reviente el fruto, el vientre, la azucena.
Estos colores míos engañosos
como la flor para la abeja son,
para que venga.

Bajo tu cuerpo el mundo
rumoroso en la lucha.
Suena, amorosa flauta de mi sangre.
Quiebra mi cuerpo, tierra,
para que pase.

Bella música el agua,
fiera contra nosotros
y amorosa en su cauce.

Te daré lo que tengo:
este poco de viento
que escapa entre mis dedos,
que es el dulce dolor
de estar viviendo.

Dolores Castro

6 Comments:

Blogger particula dispersa said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

2:28 p.m.  
Blogger particula dispersa said...

Muy fuerte y muy penetrante.
En efecto, y en cuanto sonrie sabe que tiene el mundo a sus pies, porque nos hace desvanecer a todos conforme va sonriendo.
Bonito poema he!

2:29 p.m.  
Blogger particula dispersa said...

Muy fuerte y muy penetrante.
En efecto, y en cuanto sonrie sabe que tiene el mundo a sus pies, porque nos hace desvanecer a todos conforme va sonriendo.
Bonito poema he!

2:29 p.m.  
Blogger Xavier Villarreal said...

Mi querida partícula dispersa le has dado a un buen clavo, la presencia de este ángel y aún más su sonrisa nos desvanecen...

Sobre la evanescencia me viene una idea a la cabeza: todavía recuerdo que sigues ordenando tus platillos conforme a su color; inclusive te he visto clasificar las frutas, disponer en un mismo plato -con arte delicado y taxonómico- la guarnición y los pescados, y tal vez esa misma vocación sobre el color te llevó a San Carlos.

Y si el diccionario no se equivoca nuestras partículas 1.- Se disgregan de estos cuerpos en otros; o bien 2.- Que por la misma acción evanescente, el probable color que somos, se atenúa gradualmente.

Gran metáfora mi partícula: la sonrisa nos desvanece en lo más profundo... quizá para atenuar nuestros colores.

¿De qué color estás en estos días?

12:52 a.m.  
Blogger Lety Ricardez said...

Tu inteligencia es enorme querido Xavier, tu capacidad de análisis también, pero a que ahora entiendes mejor desde el corazón este poema de Doña Lolita, ese anhelo del hijo que no se tiene, es sólo comparable al de saber lo que es un hijo, no hay profundidad que capaz de contenerlo.

Besos a los tres

10:04 a.m.  
Blogger Xavier Villarreal said...

Incontenible sí, ahora, insospechado e inadvertido si no fuera por esa leve sonrisa que dicen todos que llevas desde hace un tiempo; e incomprensible para la razón el cambio de color, esa luz.

Más besos.

1:54 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home