miércoles, agosto 31

Voces

Nadie es luz de sí mismo: ni el sol

Antonio Porchia

sábado, agosto 20

Vladimir Holan

CONOCIMIENTO

Si la vida navega siguiendo el curso de las aguas
y la muerte a contracorriente
no podemos conocer la desembocadura.

Si la vida navega a contracorriente
y la muerte siguiendo el curso de las aguas
no podemos conocer la fuente.


Vladimír Holan nació en Praga en 1905. Tras la invasión comunista se recluyó hasta el día de su muerte en su casa, donde veía el curso de las aguas del río Moldavia desde su patio trasero. Tal vez por eso la poesía "sin imágen" abunda en su obra, como dice Clara Janés su traductora; al mismo tiempo ella lo describe como un poeta lleno de impulso que se halla en el fragor de la contienda. En el prólogo del libro "Pero existe la música" (Edit. Icaria Poesía) Janés decía que a Holan nada le arredra, y se lanza a la máxima prueba: hacer que la piedra (la palabra, el lenguaje) muestre su don de oro, su corazón de cristal propicio a la reflexión múltiple. Para mí Holan es un poeta que canta a las formas, a la belleza de las formas después de haber descubierto la misteriosa esencia humana, de las cosas y los animales, el éxtasis:

ÉXTASIS

Para elevarse a Dios, la naturaleza
tendría que negar en el todo lo uno:
la criatura en las escrituras, en los frutos el fruto.

Al hombre le basta encontrar el puntodelanada.

miércoles, agosto 17

De Bitácora de los puertos extraviados

Las putas del puerto llevan corales adheridos
a sus cuerpos
y estrellas marinas de todos los colores.

Los marineros que les beben el sudor lo saben,
por eso regresan felices a sus barcos
llevando una estrella
y una fosforescencia dulce
entre sus manos y la boca,
sin saber que inevitablemente

se sumarán a los próximos naufragios.

Las putas regresan por el malecón
de madrugada
y se dejan atrapar por las estrellas
o las recogen como flores en el mar


para llevarlas a sus casas
en donde las prepararán
secretamente con sal.

Absolutamente con sal.

martes, agosto 16

De Bitácora de los puertos extraviados

La humedad del silencio comprueba la existencia de viajes como este. Un andar a tientas en medio de una habitación desconocida. Un hotel donde los huéspedes se han alojado mientras deja de llover, mientras la ciudad del puerto resbala en el manto de neblina que la envuelve. Me imagino abriendo las ventanas de mi cuarto sólo para constatar que, efectivamente, las cosas no podrían suceder afuera de la habitación 325. Porque afuera llueve, adentro se preparan las maletas, se verifican rutas, se comprueba la disposición de la cajetilla de cigarros. Con el paso del tiempo, la humedad habrá carcomido las campanas que justo en este instante dan las seis. Adentro se prepara el viaje para cuando escampe. Quizás los sueños conjurados una noche traigan cosas nuevas para el desayuno. Por eso estoy aquí, solo, atento a la mirada de mi brújula fenicia.


Intacto y libre, a dos calles hay un tren que con autónoma certeza seguirá parado. Mis libros de poesía parecen escasos pero su liturgia sonora corrige la luz ineficiete de la lámpara. En la calle una mujer camina sobre pasos viejos, abriendo con el rostro húmedo la cortina blanca de la tarde; la miro y pienso que siempre podremos ir más lejos que nuestras más secretas esperanzas. Yo aguardo feliz, con la tranquilidad de una mañana soleada de domingo.

lunes, agosto 15

El sol primero, la oscuridad última.


En medio de las aparentes tribulaciones cotidianas -ya no enfatizo en las políticas-, animado sobre todo a decir (Marcos Campos mi maestro decía, Para escribir, hay que tener algo que decir) por qué un blog, por qué un viaje y cómo se explica el nacimiento postergado de un diario, recordaré a un viajero por excelencia, poeta luminoso en el desierto.

Apuntes para la metafísica solar de Odiseas Elitis.


"La primera verdad es la muerte", decía Odiseas Elitis, el poeta griego que desarrollaría su aventura sin la guía de Homero o de Virgilio -aún así cercano a éstos- para penetrar en la espiritualidad de los paisajes helénicos y conciliar con su obra, la naturaleza y el fenómeno de la vida, olvidándose de lo eterno.


Elitis nació en Iraclion, Creta, en 1911, sus alas sostenidas por el aire luminoso de la isla antigua de Lesbos y, seguramente conciliado, murió en Atenas en 1996. Su obra poética es extensa pero pueden destacarse la recopilación de sus trabajos de juventud en Orientaciones, de 1940; Sol Primero, 1943 (título a partir del cual inicio el viaje); después de ser combatiente en la guerra de Albania la experiencia le permitió escribir Cántico heróico y fúnebre por el subteniente caído en Albania; a este libro le siguió su obra más compleja To Axion Esti (Dignum Est) en 1959, misma que le hizo merecedor del premio Nobel en 1979; después vino El Monograma, 1972; La R de Eros, 1972; un código hermético de la Pasión personal sobre la tierra, su Calendario de un invisible abril, 1984; y Elegías de Oxópetra, 1991.


Después de la guerra de Albania, donde combatió contra el fascismo, escribió para el periódico Kathimerini y trabajó en el Instituto de Difusión y Promoción del Banco Nacional, en Atenas. Desde 1948 se mudó a París en donde estudió literatura en La Sorbona. Durante ese tiempo conoció y convivió con Picasso, Matisse, Eluard y otros personajes del mundo artístico de la capital francesa. A lo largo de sus viajes contempló la realidad como quien mira con sencillez a través de una ventana. Pero más allá de encontrar iconos, representaciones comunes de la realidad, personajes cotidianos o experiencias repetidas a las cuales pudiera acostumbrarse, su visión se renovaba, "Personalmente, no recuerdo haber experimentado nunca emoción ante el Partenón o La Iliada, los mosaicos de Rávena o Solomós. Vibración, sí."
(1) Por el contrario, el poeta encontró la revelación en el paisaje vivo de la tierra.


Melancolía del Egeo
...

Cuando retorne la espada de Orión

Hallará un pan pobre debajo de la lámpara

Pero un alma en el rescoldo de los astros

Hallará grandes brazos ramificados al infinito

Algas solitarias vástagos postreros de la playa

Por años verdes pedrerías.

¡Oh gema verde -qué adivino-de-tempestades te vio

Detener la luz en el nacer del día

La luz en el nacer de los dos ojos del mundo!


Orión


Fue compatible con la amargura el mundo,

mentiras fugaces dejaron los labios

la noche aliviada

del ruido y de la preocupación

dentro de nosotros se transforma

y su nuevo silencio destella revelación

encontramos nuestra cabeza en las manos de Dios.

Odiseas es un aventurero por excelencia y en su nombre lleva la marca del viajero. Si bien cantó a la vida terrenal, la naturaleza del mediterráneo, con su presencia lumínica, lo condujo por caminos aéreos y senderos blancos en la búsqueda de lo esencial. "Con la lámpara del astro a los cielos ascendí / ¿Dónde encontrar mi alma, lágrima de cuatro pétalos? / Con la lámpara del astro doy vueltas por los cielos". Así, desde las primeras manifestaciones de su poética, su destino era buscar incansablemente el origen y la belleza: "Ay belleza que aunque nunca te entregaste enteramente a mí / Algo pude arrebatarte".


Para Elitis hay un elemento infinito e inmutable que como en el mito de Eros y Psique, se revela a sí mismo en el misterio del amor: el alma. Conforme al mito, el alma (Psique) -después de haber pasado muchas pruebas- logra reunirse nuevamente con su amado, Eros; y en la celebración de sus bodas beberá en la copa de la inmortalidad de manos de Dios y juntos irán más allá de la rueda del tiempo, donde las estaciones los mirarán permanecer, una región que ningún poeta ha celebrado: el verdadero cielo, la verdadera luz, la verdadera tierra. Porque para los griegos, Nous es la Razón, la Mente Divina en la Naturaleza, inmortal, pura, incorruptible, siempre la misma a través de todos los cambios.


Eros y Psique (2)


Un mar oscuro y salvaje golpea sobre mí
la vida de los otros.
todo lo que afirmas durante la noche
Dios lo modifica. Ligeras van las casas
algunas llegan hasta el muelle con las luces encendidas
parte (dicen) el alma de los muertos
ah que serás tú a quien llaman "alma" aunque el aire
no alcanzó para hacerte materia ni el vello
para arrancarlo alguna vez al pasar
qué bálsamo o qué veneno derramas pues
en otros tiempos la noble Diotima
cantando con inteligencia llegó a modificar
la mente del hombre y el curso de los ríos de Suabia*
de manera que quienes se aman estén aquí y allá
de dos estrellas y un destino solamente
desprevenida parece estar aunque no lo esté
la Tierra. Saciada de diamantes y carbones
pero sabe hablar y desde allí donde fluye la verdad
con percusión subterránea o fuentes de inefable pureza
viene a confirmártelo. ¿Cuál? ¿Qué?
Lo único que afirmas y que Dios no modifica
ese algo inescrutable que existe
a pesar de todo en lo Vano y en la Nada.

En esta metafísica Elitis entona sus cantos; cuando recibía el premio Nobel comentó: "he esbozado los fundamentos de una metafísica solar, y si bien no es éste el momento de considerar las analogías que esa "metafísica" pueda suscitar en relación con el arte, quiero por lo menos señalar el hecho real de la afinidad existente entre el sol -considerado tanto en su sentido real como metafórico- con el medio de expresión de los griegos, entendido como instrumento de magia. Y este sol, concebido de esta forma, impone al núcleo de sentido del poema el mismo régimen que a la vida en todas sus manifestaciones."


Al hallar algo qué decir en todas las manifestaciones de la vida, sus imégenes se vuelven portentosas y crean una nueva visión del mundo. Es entonces cuando la brisa del egeo se refleja en la transparencia de sus versos, las islas helénicas son las huellas del paso que no se hundió sobre las aguas. El espacio, el tiempo y la vida terrenal no son sino elementos de una forma de vida quizás universal, el principio de otra más completa, en la plenitud del alma, "Brilla dentro de mi aquello que ignoro. Sin embargo brilla".


Cuando el poeta escribe, la creación y la nada, la belleza y la muerte, se transfiguran: "Lo Uno y lo Absoluto que concibe nuestra mente es lo mucho y lo relativo de los demás, llevados a la claridad de la unidad. La distancia de la "nada" a lo "mínimo" es mucho más grande que la de lo "mínimo" a lo "mucho"... El arte, aun cuando se dirige hacia la muerte, la sube; no cae dentro de ella. Y es por eso que cuanto más se agota la vida, tanto más la obra flota con la cabeza de fuera..." (3)


La herencia de Elitis va más allá del propio brillo de su poesía y comentó que desde siempre, en nombre del humanismo, los pueblos han dado un paso adelante y los poetas dos pasos atrás. Una crítica precisa al pensamiento moderno, un aviso para el espíritu, quizás languideciente de las generaciones posteriores a él.


En Dignum Est, su obra de mayor alcance, Odiseas Elitis cohesiona sus propias vivencias con la mítica, la liturgia ortodoxa y la historia griega. Los ecos de los himnos eclesiásticos griegos son perceptibles no sólo en el contenido, sino también en la morfología de su composición, en la estructura del poema y el empleo de tipos y esquemas métricos de la tradición himnográfica ortodoxa. To Axion Estí o Dignum Est está dividido en tres partes: el Génesis -recreado-, la Pasión y unos Laudes. El título en griego corresponde a la formulación litúrgica de la iglesia bizantina empleada en las alabanzas. Es la frase con que inician los rituales. El título en latín es su correspondencia en la tradición cristiana antigua. El simbolismo no puede ser mayor.


El Génesis, entendido como la creación después del triunfo de la luz del cosmos sobre el caos, simboliza la luz y las tinieblas. Para Elitis, "En el principio la luz y la hora primera". Una de las oraciones de la iglesia que se celebra al comenzar y al finalizar el día, posee su fundamento en éste símbolo. Los Laudes son la oración de la mañana (ver Salmo 63), consagran cada día, rememoran la resurrección y celebran a Jesús como luz del mundo. La Pasión, aunque sería desarrollada de manera particular en otra obra, adquiere una significación concreta y simboliza la lucha del hombre entre la luz y la sombra.


El mundo superior, perceptible para el poeta en la tierra, permanece como en sus primeras obras. Pero antes contempla el caos y lo afronta. La guerra, los conflictos internos, la pobreza, las creencias y la atmósfera surrealista envuelven estos versos. Al final, o desde un principio, la revelación del amor se impone.

To Axion Estí (Dignum est)


He aquí, pues,

al creado para las pequeñas Kores y las islas del Egeo,

el amante del brinco de las corzas

y adepto de las hojas del olivo,

el bebedor del sol y exterminador de langostas.

Heme aquí frente

al traje negro de los facinerosos

y el vientre vacío de los años, que abortó a

sus hijos, ¡el grito erótico!

El viento desata los elementos y el trueno asalta la montaña.

¡Destino de los inocentes, otra vez solo, allí, en los Desfiladeros!

abrí mis manos en los Desfiladeros

y no vi otra riqueza, ni oí otra riqueza

que frescos manantiales vertiendo Granadas o Céfiros o Besos.

Cada cual con sus armas, dije:

abriré mis granadas en los Desfiladeros

apostaré los Céfiros como centinelas en los Desfiladeros

liberaré los viejos besos santificados por mi anhelo.

El viento desata los elementos, y el trueno asalta la montaña.

¡Destino de los inocentes, eres mi propio Destino!.

Para recorrer uno de sus últimos senderos, Elitis retomó la Pasión y la mostró en una sucesión dramática de días, a manera de calendario. En su Calendario de un invisible abril cada día fue como la estación, o la caída de un calvario personal. El poeta se asumió como uno más de los guerreros que desafía a la muerte, no para vencerla, sino para desnudarla y dar "testimonio del progresivo desgarramiento a que ha sido sometida su envoltura terrenal".


Si su intención era despojar a la muerte de todas las significaciones posibles. El poeta siente que la suya es "la muerte misma, pero todavía joven, que recién comienza" (abril, 24, Viernes Santo). "Todo se pierde. A cada uno le llega su hora. Todo permanece, yo parto. Ustedes, ahora, veremos". Al hacerla diáfana bajo la luz del amor y con ello purificarla en su forma más evidente, adivina, intuye, avizora a través de ella, la verdad de un mundo de otro modo inaccesible, "Esto es lo que estoy esperando año tras año, con una arruga más en la frente y una menos en el alma, el reverso total, la transparencia absoluta". "Ya no sueño con ser eterno" "ni con asir lo inasible" (abril, 25, sábado santo).


Odiseas Elitis al final, de nueva cuenta y de manera magistral, concluye invocando a la poesía para mostrar nuevamente la luz, aún en el momento en el que la revelación sagrada que recorre toda su obra está frente a la muerte, sólo para mostrar el resplandor.


"La primera verdad es la muerte. Queda por descubrir cuál es la última. He aquí por qué escribo. Porque la poesía comienza allí donde la última palabra no la tiene la muerte. Es la finalización de una vida y el comienzo de otra, que es la misma que la primera, pero más profunda, que llega hasta el lugar más alejado que puede descubrir el alma. Allí donde el sol y el Hades se tocan".


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*Puesto que hijo de Zeus
El luchaba entre los arpones de las Arpías
y firmaba humildemente: Scardanelli.


1. Elytis, Odiseas. Camino privado. Edit. Comares.
2. Elegías de Oxópetra. Odiseas Elytis. Traducción de Nina Anghelidis.
3. Elytis, Odiseas . "Las pequeñas Epsilon", Seis ensayos. Colección de Ensayos y Poesía. UNAM. 2004. Traducción de Francisco Torres Córdoba.